Los clásicos. Esos libros que nos mandan en leer en clase de literatura, esos que aunque tengan pocas páginas te ayudan más a dormir que en aprobar.
Por ejemplo, la primera novela escrita puede considerarse La historia de Genji, que narra la vida de un príncipe japonés y sus amoríos. Lo interesante es que se especula que fue una mujer la autora.
Pero bueno no puedo decir mucho ya que no lo he leído.
Pero bueno, si hablamos de historias, la historia más clásica que he conocido es La Iliada y la Odisea. Son epopeyas griegas que datan a siglos antes de Cristo.
Siguiendo con esto, Cristo. Uno de los personajes más famosos de la historia de la humanidad, seas creyente o no, protagoniza el libro más vendido de la historia La Biblia que significa los libros sagrados.
Pero bueno, hecho esta pequeña introducción ¿qué quiero decir con esto?
Bueno, simplemente hablar la verdad. Sinceramente me pregunto por qué hay tanto rechazo a la literatura y a los libros clásicos. Un día una amiga me pregunta qué estaba leyendo y le contesto que Hamlet. Ella puso una cara limón (ya sabes como cuando chupas un limón) y me dijo que cuánto debo aburrirme para leer ESO. Y es cierto, si comparas las novelas de ahora con las de antes es bastante diferente. Leer un libro de otra época es como hablar con los muertos. Y no es por nada, pero me encanta la idea.
Hubo una época que era para enseñar, como por ejemplo las fábulas, ya sabéis como los tres cerditos y caperucita roja, aunque para ser sincera a mí me gusta mucho Esopo y su fábula de las hormigas:
Un día un barco se hundió en el fondo del mar con todos sus pasajeros, un hombre que fue testigo de aquel naufragio, comentaba que algunas decisiones de los dioses no eran del todo correctas, ya que por culpa de un solo pagano, varios inocentes fueron también condenados.
El hombre seguía el discurso que estaba dando, cuando se sentó en un lugar donde había muchas hormigas, la cual una de ellas le mordió, el hombre para vengarse de la hormiga que le mordió, aplastó a todas las demás.
En ese momento se le apareció Hermes, y le golpeó la cabeza con su caduceo diciéndole lo siguiente:
“Con esto te habrás dado cuenta que nosotros los dioses juzgamos a los hombres del mismo modo que tu has juzgado a las hormigas.”
¿Has visto? Pedazo de fábula, me hizo pensar que te cagas.
Hubo otra época que la literatura fue para protestar, para mover masas, para hacer pensar, para criticar y ahora…
bueno, ahora es para llenar el ocio en corazones solitarios y mentes hambrientas.